martes, 25 de octubre de 2011

“¿Por qué algo de esa naturaleza (la intelectualidad) consigue mucho más respeto en París? Es difícil de imaginar a un director americano o inglés haciendo un film como Mi noche con Maud (1969), de Éric Rohmer, en el que Jean-Louis Trintignant, durante más de dos horas, no acaba de decidir si se acostará o no con Françoise Fabian, invocando en ese proceso todo tipo de cuestiones, desde la apuesta de Pascal acerca de la existencia de Dios hasta la dialéctica de la revolución leninista. Aquí, como en tantas otras películas francesas, la indecisión, más que la acción, es la que impulsa la trama. Un director italiano habría añadido sexo. Un director alemán habría añadido política. Para los franceses, con las ideas es suficiente.”

“El refugio de la memoria”
Tony Judt

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