Angustiado, agarró la mano espectral. Ésta trató de liberarse, pero Scrooge encontraba fuerzas en su súplica, y la retuvo. El espíritu, más fuerte que él, lo rechazó.
Al alzar las manos en una última súplica para que alterase su destino, vio que la capucha y el vestido del fantasma experimentaban una transformación.
Menguó, se encogió y se redujo hasta convertirse en una columna de cama.
¡Sí! Y la columna de cama era suya. Y la cama era la suya, y suya la habitación. ¡Y lo mejor y más venturoso de todo era que el tiempo que tenía por delante, para enmendarse, también era suyo!
— ¡Viviré en el pasado, en el presente y en el futuro!
Cuento de Navidad
Charles Dickens