lunes, 14 de marzo de 2011

“El culto a la dama de los trovadores fue una tentativa de transgredir los límites entre ambos géneros. Su objetivo: situar lo femenino al lado de lo masculino. Lo consiguió reuniendo todos los impulsos poéticos (y también musicales) con los que la sociedad rechazó lo cotidiano, lo perecedero, lo fugitivo. Y lo hizo mediante imágenes poéticas, signos, gestos, es decir, alimentando un imaginario social. Ese imaginario es un arte de seducción, el amor cortés, un juego de asedio y conquista a la dama. Obsérvese: los términos proceden del lenguaje militar, perfectamente adaptado para los objetivos de un sofisticado grupo de poetas y novelistas. Un arte, una fiesta con sus ritos, sus emblemas, sus vestidos. La mujer acepta ese juego componiendo su auténtica silueta; se muestra, he aquí un valor de Europa frente a otras culturas que tienen como valor ocultar a sus mujeres.”

Europa: Las claves de su historia
José Enrique Ruiz-Domènec

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