lunes, 7 de septiembre de 2009

… El emperador debía abandonar Sikri, debía abandonar su amada ciudad roja de sombra y humo dejándola sola en un lugar repentinamente seco y sería eternamente símbolo de la fugacidad de las cosas, de lo súbitamente que un cambio puede sorprender incluso al más pujante de los pueblos y al más poderoso de los hombres…
La encantadora de Florencia
Salman Rushdie

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